Jesús envió a sus apóstoles a predicar y enseñar en diferentes pueblos. Cuando regresaron donde estaba Jesús, le contaron lo que habían enseñado y hecho. Entonces, Jesús les invitó a ir con él a un lugar tranquilo en el lago para descansar un rato. Así que se metieron en una barca y se fueron al otro lado del lago.
Pero había muchas personas que vieron a Jesús y los discípulos irse en el barco. Esa gente corrió a lo largo de la orilla del lago hasta llegar al otro lado antes que ellos. Así que cuando llegaron Jesús y los discípulos, un gran grupode personas estaba ya allí, esperándoles.
La multitud era de unos 5,000 hombres, sin contar mujeres y niños. Jesús sintió gran compasión hacia la gente. Para Jesús, estas personas eran como ovejas que no tienen pastor. Así que, les enseñó y sanó a los que estaban enfermos entre ellos.
Algo más tarde en el día, los discípulos le dijeron a Jesús: “Es tarde y no hay pueblos cercanos. Despide a la gente para que puedan ir a buscar algo de comer.”
Entonces, Jesús partió el pan y el pescado en trozos. Dió los trozos a sus discípulos para que se lo dieran a la gente. ¡Los discípulos estuvieron repartiendo la comida, y nunca se acabó! Toda la gente comió hasta quedar satisfecha.
¡Después de esto, los discípulos recogieron los alimentos que no habían sido comidos y fue suficiente como para llenar doce canastas! Toda la comida procedía de cinco panes y dos peces.