\v 36 A la misma vez que mi cordura me regresó, mi majestad y esplendor me regresaron para la gloria de mi reino. Mis consejeros y nobles buscaron mi favor. Me fue devuelto mi trono, y aún mas grandeza me fue dada. \v 37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo, y honro al Rey del cielo, porque todas Sus obras son correctas, y Sus caminos son justos. Él puede humillar a aquellos que caminan en su propio orgullo.