\v 25 Pero en cuanto a mí, yo sé que mi Redentor vive, y que al final Él se parará en la tierra; \v 26 después de mi piel, esto es, este cuerpo, sea destrozado, entonces en mi carne yo veré a Dios. \v 27 Yo lo veré con mis propios ojos-- yo, y no alguien más. Mi corazón falla dentro de mí.