|
\v 30 ¡Llora alto, hija de Galim! ¡Da atención, Lais! ¡Tú pobre Anatot! \v 31 Madmena está huyendo, y los habitantes de Gebim corran por seguridad. \v 32 En este preciso día, él detendrá a Nob y sacudirá su mano en la montaña de la hija de Sion, la colina de Jerusalén. |