# 32. Jesús sana a un hombre endemoniado y a una mujer enferma ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-01.jpg) Jesús y sus discípulos fueron en su bote a la región donde vivían los gadarenos. Llegaron a tierra y salieron del bote. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-02.jpg) Allí vivía un hombre endemoniado. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-03.jpg) Este hombre era tan fuerte que nadie podía dominarlo. Varias veces la gente incluso llegó a atarle de brazos y piernas con cadenas, pero él las rompía. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-04.jpg) Este hombre vivía entre las tumbas de la zona. Pasaba el día y la noche gritando. Estaba desnudo y usualmente se cortaba a sí mismo con piedras. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-05.jpg) Este hombre corrió hacia Jesús y se arrodilló ante Él. Entonces Jesús le habló al demonio que estaba dentro del hombre y le dijo: “¡Sal de este hombre!” ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-06.jpg) El demonio gritó a gran voz: “¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Altísimo? ¡Por favor, no me tortures!” Entonces Jesús le preguntó al demonio: “¿Cuál es tu nombre?”. Y él respondió: “Mi nombre es Legión, porque somos muchos”. (Una “legión” era un grupo de miles de soldados en el ejército romano). ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-07.jpg) Los demonios rogaron a Jesús: “¡Por favor, no nos eches fuera de esta región!” Había una manada de cerdos comiendo en una colina cercana. Así que los demonios rogaron a Jesús: “¡Por favor, en cambio, envíanos adentro de los cerdos!” Jesús les dijo: “¡Está bien, entren en los cerdos!” ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-08.jpg) Entonces los demonios salieron de aquel hombre y entraron en los cerdos. Los cerdos corrieron cuesta abajo en un despeñadero hacia el lago y se ahogaron. Había alrededor de 2.000 cerdos en la manada. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-09.jpg) Había personas cuidando de esos cerdos. Cuando ellos vieron lo sucedido, corrieron hacia el pueblo y allí les dijeron a todos lo que Jesús había hecho. La gente del pueblo vino y vio al hombre que solía tener demonios, el cual estaba sentado y calmado, vestido y actuando como una persona normal. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-10.jpg) La gente tuvo mucho temor y le pidieron a Jesús que se fuera. Entonces Jesús entró en el bote. El hombre, que solía tener demonios, le rogó a Jesús que lo dejara ir con Él. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-11.jpg) Pero Jesús le dijo: “No. Quiero que vayas a tu casa y le cuentes a todos lo que Dios ha hecho en ti. Diles a todos como Él ha tenido misericordia de ti”. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-12.jpg) Entonces el hombre se fue y les contó a todos lo que Jesús había hecho por él. Todo aquel que escuchó su historia se maravilló. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-13.jpg) Jesús regresó al otro lado del lago. Después de que llegó allí, una gran multitud lo rodeó y se le acercó demasiado. Entre la multitud había una mujer que había sufrido de un problema de sangrado por veinte años. Ella había dado todo su dinero a doctores para que la sanaran, pero ella solo se ponía peor. ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-14.jpg) Ella había oído que Jesús había sanado a muchos enfermos y pensó: “Estoy segura de que si solo toco la ropa de Jesús, ¡seré sana también!” Así que ella vino por detrás de Jesús y tocó su ropa. Tan pronto como le tocó, ¡el sangrado se detuvo! ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-15.jpg) Inmediatamente, Jesús se dio cuenta que había salido poder de Él. Entonces Él se volteó y preguntó: “¿Quién me ha tocado?”, a lo que los discípulos respondieron: “Hay mucha gente amontonándose a tu alrededor y empujándote. ¿Por qué preguntas, ‘quién me ha tocado’?” ![OBS Image](https://cdn.door43.org/obs/jpg/360px/obs-en-32-16.jpg) La mujer cayó sobre sus rodillas ante Jesús, temblando y con mucho temor. Entonces ella le dijo lo que había hecho y que había sido sanada. Jesús le dijo: “Tu fe te ha sanado. Vete en paz”. _Una historia bíblica de: Mateo 8:28-34; 9:20-22; Marcos 5:1-20; 5:24b-34; Lucas 8:26-39; 8:42b-48_