Una semana después que Jesús dijo eso, Él tomó a Pedro, Jacobo y Juan, el hermano más joven de Jacobo, y los llevó a una montaña alta donde ellos estaban lejos de las demás personas. Mientras ellos estaban allí, los tres discípulos vieron la apariencia de Jesús cambiar. Su cara brillaba como el sol, y Sus ropas brillaban y se volvieron brillantes como la luz.