Mis compañeros creyentes, los exhorto a que se vuelvan más como yo, porque yo no permito que la Ley me controle. Me convertí en un no-Judío como ustedes cuando fui libre de la Ley, y así también ustedes deben liberarse de esos dioses. Cuando los visité por primera vez, no me hicieron daño, pero ahora me están preocupando demasiado. Recuerden que la primera vez que les di las buenas noticias, lo hize porque estaba enfermo. Y aunque quizás me han despreciado por estar enfermo, no me rechazaron. Al contrario, me dieron la bienvenida como un ángel que vino de Dios. ¡Me recibieron como hubiesen recibido al mismo Cristo Jesús!