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\v 5 Cuando llegó la hora de ofrecer aquellos sacrificios, yo seguía allí sentado, con aquellas ropas desgarradas y de luto. Me levanté, y luego me postré rápidamente en tierra. Alcé mis manos a Jehová, mi Dios, \v 6 y esto fue lo que oré: ‘Jehová, Dios mío, me da mucha vergüenza levantar la cabeza ante ti. Los pecados que hemos cometido los israelitas son muy grandes; es como si hubieran subido más alto que nuestras cabezas. En cuanto a nuestra culpa por haberlos cometido, es como si se elevaran hasta el cielo.