Dios además dijo a los israelitas que hicieran una gran tienda, el tabernáculo de reunión. Él les dijo exactamente cómo hacer esta tienda, y qué cosas poner en ella. Él les dijo que hicieran una cortina grande que separara la tienda en dos habitaciones. Dios vendría dentro de la habitación detrás de la cortina y se quedaría allí. Sólo al sumo sacerdote se le permitía ingresar a la habitación donde Dios estaba.