Entonces vinieron dos líderes judíos, uno se llamaba José y el otro Nicodemo. Ellos creían que Jesús era el Mesías, por lo que solicitaron a Pilato el cuerpo de Jesús. Ellos envolvieron su cuerpo en telas. Luego lo trasladaron a una tumba cortada excavada en la roca y lo colocaron allí. Entonces ellos rodaron una gran piedra para bloquear la entrada a la tumba y obstaculizar la apertura.